domingo, 12 de febrero de 2012

Do

El sonido de su respiración altera mis nervios, despertando en mi un miedo inconsciente al ahogo, a no poder respirar, a la muerte. Me rasco la cabeza liberando un nerviosismo sin control, mientras intento cantar en mi mente para ahogar esos ruidos.
El sueño no viene, y mientras la madrugada avanza con lentitud, oigo el canto de la madera que se expande y se contrae por efecto del frío de la noche, como un diafragma.
Pienso en la mañana, mientras paradójicamente miro las estrellas que se asoman en la oscuridad, observando con detenimiento lo que ocurre a sus pies. Un presente visto desde el pasado, mientras arden a millones de años luz.
Por un momento logro dejar de pensar en el sonido de la respiración, cuando súbitamente lo oigo nuevamente por sobre mis pensamientos que se ahogan en un ir y venir infinito del aire que entra y sale del cuerpo que yace junto al mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario