viernes, 3 de diciembre de 2010

Alter ego

Tenía las mismas zapatillas que la última vez que lo vi hace tres años. Su madre lo amenazaba todo el tiempo con que las botaría, pero él siempre se salía con la suya y las conservaba como una reliquia. Seguían sucias y desteñidas y el temor por lavarlas y que se deshacieran era más grande que la pretención de que lucieran nuevas.
Había perdido un poco de pelo, pero se lo había dejado crecer para disimularlo. También había perdido peso, y al abrazarnos pude notar sus costillas junto a las mías. Esta vez, eso sí, olía diferente. Quizás un nuevo perfume, o quizás un nuevo champú.
Conversamos largamente mientras bebimos un café. Me contó sus historias y yo lo escuché con atención. Creo que no estaba tan interesada, pero asentía con cada frase que salía de su boca. Me parece que creyó mi actitud, y lucía cada vez emocionado de relatarme nuevas cosas.
Pasado un momento miré la hora. Eran más de las seis de la tarde y no podía permanecer ahí fingiendo otro poco más. Sonaba una canción de David Bowie y me puse a imaginar a Ziggy Stardust bailando sobre un escenario en el Hyde Park. La gente pasaba presurosa sin reparar en mi repertorio de mentiras que me hacían lucir atenta frente a una conversación vacía en medio de un café.
Creo que en algún momento no lo pude sostener más y solo me paré. Me disculpé y di media vuelta, marchándome por las calles grises y vacías que circundaban el café. Ziggy Stardust seguía en mi mente y así como el alter ego de David Bowie fingí ser alguien más nuevamente, total nadie reparaba en mis mentiras.

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